miércoles, 25 de noviembre de 2009

5 segundos.

Se escucha como una puerta choca contra su marco fuertemente, casi parece romperse, pasos apresurados se alejan de esta, el eco del pasillo revela la prisa que tiene por alejarse, corre, presiona el botón del elevador, no llega, tarda demasiado para esperarlo, decide irse por las escaleras, tropieza parece caer, recompone su premura.

Al bajar se encuentra con ese maldito perro que siempre le ladra, esta vez al haber olvidado su calma decide patearlo, el perro parece leer en sus ojos la ruta de su pie, baja las orejas y se aleja, el entiende que el perro no peleara y sigue bajando escalón a escalón lo mas rápido que puede.

Continua corriendo en dirección al portón de su edificio hoy se ve mas grande que nunca, de este parece provenir una luz intensa, capaz de cegar a cualquiera, pero no a el, no hoy, la atraviesa con los ojos cerrados sin saber que es lo que le espera detrás de aquel brillo.

Al salir, no sabe para donde segur su camino, no decide realmente nada solo sigue…

Se encuentra contigo, te ve, se detiene, parece reconocerte pero duda solo te ve a los ojos cinco segundos, y te deja de lado, al pasar junto a ti sientes su calor, es húmedo y áspero, no entiendes como es que puede ser así, sabes quien es, lo conoces pero ya no es él es diferente, durante esos cinco segundos lograste definir que ha cambiado, su mirada es fuerte, dura, directa, en tu mente se clava la idea de seguirlo, ahora dudas tú, no sabes como pero ya estas corriendo.

Él siente tus pasos detrás de los suyos, gira su rostro sin detenerse, te ve solo con el filo de sus ojos y acelera, ya no solo corre ahora huye, sabes que se aleja de ti y no lo quieres perder aceleras también, de alguna manera comienzan a correr al mismo ritmo, él ya no huye y tú ya no lo persigues.

Corren juntos, cada vez más rápido, pero te das cuenta que no te cansas, aun cuando él acelera tu luchas por mantener su ritmo, parece que esa es la clave para no cansarte, hasta ahora no habías pensado a donde ibas, solo sabias que querías mantenerte a su lado, pero cruza por tu mente el rumbo que llevas, era de día cuando comenzaste a correr y ya todo es oscuro, ya solo ves el brillo de sus ojos cada que decide voltear, pero lo que realmente te guía es el sonido de su corazón y su respiración.

El miedo te inunda, ahora sientes tus pies más pesados, sientes como si pisaras sobre nieve, de repente el calor se va y un frió cortante sube por tus piernas, te congelas. Por primera vez piensas en detenerte. Te detienes.

Él solo voltea y oyes su voz diciendo; “vete al diablo tu miedo te detuvo y junto a mi no hay cobardes, la duda es la que te impidió ver el camino”

Despiertas en tu cama, el cansancio te invade, no quieres levantarte, te arropas de nuevo y escuchas una puerta azotarse y pasos alejarse…

-Recuerdas esos cinco segundos-

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